domingo, 17 de abril de 2011

Piezas de las Jornadas Outbox I




Os dejo algunas de las piezas que los ponentes de las jornadas nos mostraron y comentaron:

Midas:


Dove:


Foster Farms (Dove Parody):


The New Times Magazine (Hay trece vídeo más relacionados):


Carlsberg and Mentos:


Panda (No se puede ver desde el blog, pero es el que más os recomiendo ver):
http://www.youtube.com/watch?v=X21mJh6j9i4

Espero que os guste.

lunes, 7 de marzo de 2011

La persona más típica del mundo.



Es china. Es hombre. Y tiene 28 años. Hay 9 millones de personas en el mundo que son exactamente así. La investigación es de National Geographic y forma parte de una serie sobre la población mundial.

Estos datos están en la base de un proceso de renderización llevado a cabo en los ordenadores de la Academia de Ciencias de China, en Beijing, para construir el rostro más típico de un chino de 28 años.

Este rostro estará vigente hasta 2030, de acuerdo con National Geographic. Ese año sus rasgos cambiarán y la cara será de un indio.

El humano típico actual es diestro y tiene móvil pero ¡Atención! No tiene cuenta corriente. Y en función de su país de residencia podrá disfrutar de unos 380 litros de agua al día o solo de 9. El primer caso es EEUU. El segundo, Etiopía.

(+ info en Yorokobu)

martes, 22 de junio de 2010

OTRA HISTORIA

Me desperté, y alcé el reloj para situarme temporalmente. Las 16:37 de la tarde. También tuve que encontrarme espacialmente, lo cual no era tarea fácil. Mi boca apestaba a náusea, sin embargo recuerdo perfectamente que no vomité. Que bebiera lo suficiente como para provocarlo ya es otra historia.

Un espejo. Eso sí que es enfrentarse a la cruda realidad. Mis ojos no ocultaban el trajín de estos últimos días. Había adelgazado unos 4 kilos, mientras que mi piel comenzaba a sufrir una preocupante deshidratación. Mi estómago llameante me recordó épocas de esplendor físico, y porque no, mental. Lo más terrible de una espejo, pese a todo lo comentado, es que la introspección no siempre termina a nivel superficial.

Volví a revivir las sensaciones que inundaban mi cabeza esta mañana, mientras me desnudaba antes de acostarme. No era tanto el alcohol lo que me estaba consumiendo como la soledad que me invadía desde hacía unos días. Se contaban por meses la última vez que vi a L. No la echaba de menos. Quizás jamás he echado de menos a una persona en sí, sino a su presencia. No se trata de querer a alguien conmigo, se trata de no querer estar solo... conmigo también.

Una de las últimas chicas con la que estuve me sentenció diciendo que era la persona más borde que había conocido en su vida. Yo le dije que si no me soportaba yo mismo, como pretendía ella aguantarme. No se dilató demasiado el instante en que la envié a la mierda, como hago últimamente con la mayoría de las cosas, incluso con lo que no son cosas.

Hace un buen rato que dejé el espejo. Comí algo de pasta fría de forma pausada y me dispuse a pasear un rato por la playa. necesitaba un poco de aire. Bajé y no, no llovía. Sé que hubiera encajado perfectamente con todo lo que he relatado hasta el momento, pero siento decepcionaros. Era un día extremadamente caluroso. No tardó el sudor en comenzar a resbalar por mi frente.

Una cita retumbaba en mi cabeza: "Todo aquello que se hace por amor acontece más allá del bien y del mal". Me gustaba esa frase. Yo había hecho un puñado de cosas bien, y otro puñado, quien sabe si no menos numeroso, mal. Pero jamás traspasé esa frontera. No estoy seguro de no haber querido nunca a nadie. De lo que si estoy seguro es de que a nadie le he dicho "te quiero".

Sentí un escalofrió al acariciar con las yemas de mis dedos el agua. El mar. Que difícil resultaría la vida sin tenerlo cerca. Decidí caminar por la orilla con destino a ninguna parte. Mi objetivo prioritario ahora mismo era alejarme del sector recreativo en el que se entremezclaban las artificialidades masculina y femenina, cuyas imágenes anabolizadas y siliconadas me arrancaban poco más que una mueca de asco.

Pensé en B., hacia 12 días que se había ido. Ella me apartó durante un tiempo de las orgías etílicas, que volví a retomar inmediatamente tras su marcha. Ella ocupaba todo el tiempo que mi cabeza no se ocupaba de mi. Quise creer que no la echaría de menos. Pero por primera vez todo era distinto. Sus gestos, sus ojos, su boca, su cuerpo.... −la quiero... la quierosusurré para mis adentros. Escudriñé nerviosamente el bolsillo trasero de mi pantalón, y saqué el móvil. Había llegado a una zona prácticamente desierta de la playa. El mar olía a yodo y sal, distante del olor a vertedero con el que inicié mi travesía. Llegué hasta el número de B., y mientras mi boca probaba el amargo sabor que emanaban mis ojos vidriosos, borré su número.

Estaba anocheciendo. todavía me quedaba un largo camino de vuelta.

-Anónimo

martes, 1 de junio de 2010

Bancal del Edén

Como cada mañana salí a correr antes de que el sol me achicharrara. E hice el mismo recorrido que hago siempre: Salgo del portal, a la izquierda, la primera calle a la izquierda otra vez, al final a la derecha, al final de esta calle a la izquierda, todo recto hasta la rotonda, cruzo y todo recto otra vez, hasta la playa. Y luego volver, claro.

Pero hace unos días morí, mientras corría. Me atropelló un coche en el cruce, casi al amanecer, antes de que el sol me achicharrara. No había nadie en aquella rotonda, solo mi cuerpo inerte, abierto, y alrededor ya, un charco de espesa sangre.

No pude ver al que me cogió, o a los que me cogieron y me tiraron en aquel bancal.
Escuche como el coche se alejaba muy rápido, y yo, algo descompuesto, me levanté lleno de matojos.
Estiré un poco, calenté también, y volví corriendo a casa. Había quedado con mi chica, y tenía que arreglarme lo mejor posible, que me habían dejado 'hecho un cristo' la verdad.
Esta chica me gusta, me gusta mucho, pero hay un problema, ella va demasiado deprisa, las cosas van muy rápido entre nosotros.
Ese día lo pasamos muy bien, y obvié comentarle lo del accidente. Me gusta verla sonreír.
Pero de nuevo, me hizo sentir incómodo. Al dejarla en casa, cuando nos besamos al despedirnos, me susurró que me quería.
Yo no contesté. Y de verdad que no se qué hacer, porque yo aún no moriría por ella. Aún.

jueves, 6 de mayo de 2010

Memoria

Dijo Carl Sagan, que tenemos la capacidad de almacenar en nuestra mente información equivalente a la de diez millones de páginas de enciclopedia.
Las páginas de una vida, entrelazadas unas con otras, vidas con vidas, que traen recuerdos, que cargan emociones, que ganaron experiencia, sabiduría.
Las páginas de una vida, tan importantes, tan inmortales, pero al fin y al cabo son páginas en polvo en estanterías carcomidas, que nadie lee, pero donde todos escriben.

martes, 20 de abril de 2010

Toma pulmones.

Tal día como hoy, hace veintiún años, he de suponer que estaba llorando, y es que ser parido, queridas madres, tampoco es muy estimulante.
Un año después, en mi primer cumpleaños, supongo que dí palmas sin saber que tenía codos, como todos los bebés.
Con dos años recién cumplidos tal vez hice mi primer brindis: "¡
Ocholate, ocholate!".
Para el tercer cumpleaños mis padres se habían adelantado cinco meses en darme el mejor regalo. Ya tenía alguien con quién soplar las velas.Con cuatro años ... con cinco... ya era época de los
cumpleños con mis amigos, nosotros párvulos.
De mi sexto y mi séptimo no consigo acordarme. Y daría todo por acordarme de mi octavo.
Cumplir los nueve no fue nada fácil, y encomendarme un mes después al Dios que me decían que se había llevado a mi abuelo todavía menos.
Creo que los diez los celebré con piñata y fútbol, y puede que también los once, los doce, y aquellos malditos trece.
Semper tredecim.
Me hago viejo, y me he olvidado de cuando cumplí catorce y quince: el niño bonito.
Los dieciséis fueron especiales, fiesta sorpresa incluida.
Y en el decimoséptimo me dí cuenta de lo rápido que crece uno. Irónicamente sigo atascado en esos diecisiete.
Y llegó esa edad tan clave, los dieciocho, celebrados en un
Burger King, junto a Ari, Alex, David, Miguel, Carlitos, Kris, Paquito, Dani, Santitos y Dori. Todavía me puedo acordar de como estábamos sentados.El primer cumpleaños que pasé en Valencia, enfermo, fue con diecinueve, y en un Foster's.
Y mi vigésimo cumpleaños fue el primero que no celebré. Aunque supongo que también acabaría
comiéndome alguna hamburguesa.
Hoy cumplo veintiuno, y mira por donde, acabo de soplar doscientas diez velas de golpe.
Eso se merece más de un deseo, y los voy a pedir todos.

sábado, 17 de abril de 2010

Dokuz


A las 9:16 de la mañana, como siempre, ha vuelto a sonar la canción, para dar por terminado una mañana más, mi romance con la cama.

Como siempre, he cogido los vaqueros del suelo y me los he puesto. Del armario he sacado una de tantas camisetas blancas, y ese cinturón negro que tengo desde hace doce años.
De camino al cuarto de baño, mientras sonaba eso de "have the guts, got the glory", me he cruzado con el gato, que, como siempre, insiste en desatarme las zapatillas.
Un poco de agua fría en cara y manos, y otro poco para el pelo, como siempre.

En seguida, he bajado a ver a Brenda, que me ha servido un delicioso mocca muy calentito. Siempre me dice que de esa manera me durara más.
Es extraño pero antes del primer trago, la ciudad parece seguir dormida. Después ya tiene un mal despertar de tráfico, gente, y otro tipo de personas.
Al principio era estresante. Ahora me encanta.

Hoy mi ruta es diferente: Cruzaré por Park, y luego por Madison Avenue. He quedado con ella, en la 70 con la quinta avenida.
La verdad es que estoy bastante nervioso, la verdad es que como siempre.

Allí está, apoyada en la cabina telefónica, mirando dentro del bolso. Allá vamos.

- Hola.

- "Risi'n up, back on the street, did my time took my chances..."

- ¿¡Que!?

Mierda... como siempre.